viernes, 13 de agosto de 2010

Qué es un radioclip?


A cada rato, en nuestro consultorio, recibimos esta pregunta: ¿Qué es un radioclip? ¿Cómo se hace? ¿Quién inventó ese formato?

Digamos que un “clip” es eso, un sujetapapeles. Pero en inglés, la palabrita quiere decir muchas otras cosas: un tijeretazo, un corte, un recorte, un segmento, un fragmento, la escena de una película.

Los “videoclips” ya son famosos. Ilustran una canción con cortes rápidos, a veces frenéticos. ¿Qué serían, entonces, los “radioclips”? El oído, desde luego, tiene otro ritmo. Es más ordenado, más secuencial, menos acelerado.

Veamos las características indispensables de este moderno formato llamado “radioclip”:

Breve. Un radioclip es un microprograma y, como tal, debe ser corto. Hablemos de tres, cuatro, máximo cinco minutos. Ahora bien, en la radio como en la vida, el tiempo el relativo. (No dura lo mismo un minuto detrás de la puerta del baño que esperando afuera.)

Variado. Para que ese tiempo breve se haga más breve aún,
echaremos mano de todos los recursos que nos permite el lenguaje radiofónico: narración, escenitas dramatizadas, locuciones cortas y entrecortadas, efectos sonoros, efectos técnicos, música, golpes y cortinas musicales…

Sorpresivo. Como el tiempo es corto, el radioclip debe captar la atención del público desde el título. Desde los primeros segundos. Esto exige que el libreto sea original, creativo, con mucho ritmo, que no permita la distracción. Un radioclip aburrido es como un partido de fútbol sin pelota.

Dinamizador. Los radioclips pueden usarse solos. Pero también pueden servir como dinamizadores de un tema en una radiorevista, en un debate, en espacio educativos, hasta en un informativo. Muchos usuarios y usuarias de Radialistas así los utilizan y con mucho éxito. En nuestra página puedes encontrar centenares de radioclips.


¿Y quién inventó este formato? No lo sabemos. Pero fue RADIALISTAS que le puso el nombre. Y bien pegado quedó.


Una producción de RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS / www.radialistas.net

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Géneros Y Formatos

Nada nuevo hay bajo el sol, dice la Biblia. Y nada nuevo detrás del micrófono, añaden los veteranos radialistas, después de haber explorado todas las formas posibles de comunicarse a través de las ondas hertzianas. En poco menos de un siglo de radiodifusión, desde las primeras óperas hasta los últimos programas interactivos, se han experimentado todos los formatos habidos y por haber.

Casi todos. Porque la imaginación siempre vuela más lejos. En muchas ocasiones, la necesidad obliga a innovar. Por ejemplo, el 30 de septiembre de 1991 se dio el golpe de estado contra el presidente haitiano Jean Bertrand Aristide. Radio Enriquillo, emisora dominicana ubicada en la frontera sur, hacía llegar fácilmente su señal hasta Port-au-Prince, la capital de Haití. Ante la terrible situación que se estaba viviendo en el país hermano, la radio, que lleva el nombre de un cacique rebelde, comenzó a enviar mensajes en creole para alentar la resistencia popular. Cómplice del golpe, el gobierno dominicano prohibió terminantemente a Radio Enriquillo cualquier noticia, cualquier aviso leído en lengua haitiana.

—¿Y la música? —preguntó con picardía Pedro Ruquoy, el director de la radio.
—Pongan la música que les dé la gana —respondió impaciente el funcionario de Telecomunicaciones.

Como las canciones no estaban sancionadas, el departamento de prensa se convirtió en orquesta. Pedro decidió meter tambora y guitarra en la cabina master y comenzar a difundir los boletines de última hora a ritmo de merengue y salsa. Cuando había mucha información que pasar, cambiaban al rap. Se había estrenado un novedoso formato radiofónico: la noticia cantada.


En busca de una clasificación perdida

¿Es posible clasificar la producción radiofónica? Más aún, ¿es necesario hacerlo? En este terreno, como en tantos otros, cada maestro tiene su librito. Y todos pueden resultar válidos, en la medida en que sean útiles para dinamizar dicha producción. Porque no se trata de hacer un ejercicio taxonómico o de coleccionar definiciones, sino de mostrar un menú amplio y apetitoso, la gama más variada de formas, para estimular la creatividad de los radialistas.

En todo caso, dejamos abiertos los casilleros que vamos a proponer. Saque, meta, cambie, corrija a su antojo. O mejor, a su experiencia. Y cuando crea haber terminado su catálogo personal, comience de nuevo. Porque la radio es vida. Y la vida no se atrapa en un papel, no se diseca. Usted habrá comprobado, al releer manuales antiguos de producción radiofónica, que faltan muchas cosas. Enseguida notará los vacíos. En éste, no se dice nada del sociodrama, en aquél no se menciona la charla ilustrada ni las actuales técnicas del periodismo de intermediación.

Vamos al grano, como decía el pavo. ¿Qué sugieren estas dos palabras, género y formato? La primera tiene una raíz griega que significa generación, origen. Digamos que son las primeras distribuciones del material radiofónico, las características generales de un programa. La segunda viene del vocablo latino forma. Son las figuras, los contornos, las estructuras en las que se vierten los contenidos imprecisos. Todavía hablamos de la horma del zapato o del sombrero, donde se doblega el cuero o el fieltro.

Los géneros, entonces, son los modelos abstractos. Los formatos, los moldes concretos de realización. En realidad, casi todos los formatos podrían servir para casi todos los géneros.

José Ignacio López Vigil. Manual Urgente para Radialistas Apasionados

martes, 23 de junio de 2009

Aniversario

FELICES 30 AÑOS
ESPIRITU Y CARISMA

domingo, 14 de junio de 2009

Las tres voces de la radio

La radio es sólo sonido, sólo voz.
Pero una voz triple:


  • La voz humana, expresada en palabras. Voces de locutores, de animadoras, artistas, periodistas, entrevistadoras y entrevistadas, reporteros y reporteados.

  • La voz de la naturaleza, del ambiente, los llamados efectos de sonido. Porque en el mundo, además de mujeres y hombres, también habla el viento y el mar. Hablan los animales, rugen los motores, chirrían las puertas. Aguza los oídos y escucharás a tu alrededor todo un escenario sonoro.
    Y la voz del corazón, que se expresa a través de la música. Melodías tristes y alegres, temas que pacifican y otros enervantes. Músicas con guitarra, con flautas o con tambores. Cada sentimiento humano tiene su ritmo y su cadencia. No hay más.

Con estas tres voces se preparan todos los platillos. Estos son los únicos ingredientes en la cocina radiofónica. La creatividad al combinar y recombinar estos tres elementos producirá los diferentes formatos. Palabras, efectos, música.

¿Cuál de las tres voces es más importante? Las tres.
Eliminar una debilitaría a las otras y empobrecería el lenguaje radiofónico. Igual que un pintor sin azules o rojos en la paleta, la seducción de la radio no se logrará sin explotar todas sus posibilidades sonoras, sin un empleo original de la triple voz mencionada.

Música, palabras, efectos. Lamentablemente, muchas emisoras han separado lo que el oído unió. Palabras secas, por un lado. Canciones por otro. Y los efectos prácticamente desaparecidos.

Sin embargo, no hay programa de radio que no se enriquezca usando las tres voces de la radio. En un informativo, en una revista, en un reportaje y hasta en un spot, podemos echar mano de efectos, música y palabras para dinamizar el formato. Las palabras mandan. Las palabras humanas son las principales portadoras del mensaje. Pero estas palabras ganan “color” con los efectos. No es lo mismo hablar de la guerra que escuchar el ruido de las bombas. La música pone el “calor”, las emociones. ¿Qué sería de una escena de amor sin unas notas musicales en segundo plano? ¿Cuánto ganaría un editorial sobre el derecho a vivir en paz con el Himno de la Alegría de fondo? Efectos, música, palabras. Tres códigos complementarios para hablar a la imaginación de la audiencia.

Recursos sonoros que embellecen los programas de radio


Los noticieros de antes tenían campanitas, timbres, separadores musicales.
En las radionovelas se escuchaban suspiros. Y en los espacios cómicos, risas.

¿Cuándo y por qué perdimos esos recursos sonoros que embellecen los programas radiofónicos?
De acuerdo, las campanas ya pasaron de moda. Pero, ¿no podemos imaginar otras formas creativas para dar brillo a nuestros programas, especialmente, a las radiorevistas?

Los embellecedores son como las cerezas del pastel. A nivel gráfico, si yo pongo ahora una capto tu atención y hasta tu simpatía. ¿O no? Pues hagamos lo mismo con los sonidos.

Podemos colorear un programa con aplausos o abucheos. Con silbidos, ronroneos y tarareos. Podemos meter chillidos histéricos cuando entra una canción de moda. Incluir carcajadas o ronquidos, según el talante del animador. En fin, valen todas las greguerías y tantarantanes que se nos ocurran.

A estas expresiones que podemos hacer con la boca, se suman los efectos loquísimos que conseguimos con cualquier sintetizador. Ráfagas, tableteos, diapasones, notas musicales que subrayan una frase del animador o animadora, toda una batería de sonidos para dinamizar el programa y que el sentido común nos dirá dónde emplearlos. Están, además, frases súper breves que ambientan la conducción del programa. Puede ser una voz inesperada que pide la hora a la animadora. Puede ser un extraterrestre que felicita al locutor o un monito que se ríe de él. Una picardía que apenas se percibe. Una exclamación jocosa grabada con una abuelita, con un joven, con una niñita que “interrumpe” para solicitar una canción.

Podemos incorporar expresiones, jergas, refranes, palabritas de moda, malabarismos del lenguaje. Todos estos embellecedores (siempre y cuando sean simpáticos y no burlas o chabacanadas) los tendremos listos en la computadora. Quien lleve la operación técnica se encargará de administrarlos. Recomendamos usar, no abusar.

Si pones demasiados embellecedores, aburres o enloqueces. Si hay demasiadas cerezas en el pastel, pierde la gracia. ¿Son detalles? Claro que sí. Y esos “acabados” marcan, muchas veces, la diferencia.

Los 3 géneros de la radio

Los tres géneros fundacionales de la producción radiofónica son: DRAMÁTICO, PERIODÍSTICO y MUSICAL.

Sin descuidar las otras dos perspectivas de clasificación —intenciones y públicos— vamos a acercarnos un poco más a estos tres grandes géneros que han articulado el trabajo de la radiodifusión desde sus inicios.

GÉNERO DRAMÁTICO:tiene relación con los valores, con la ética. ¿Quién tuvo la culpa, quién tiene la razón? ¿Quién es el malo y quién el bueno? El drama es un género de “ficción”. Muchas veces se inspira en hechos reales, pero trabaja con “lo que podría pasar”. Eso sí, aunque estemos en el terreno de la imaginación, la acción que se representa debe ser “verosímil”, pudo haber pasado. Debe ser creíble.

En cuanto a los FORMATOS, el género dramático abarca bastantes y variados: - En la FORMA TEATRAL, tenemos los radioteatros, radionovelas, series, sociodramas, sketches cómicos, personificaciones, escenas, diálogos y monólogos de personajes… - En la FORMA NARRATIVA, están los cuentos, leyendas, tradiciones, mitos, fábulas, parábolas, relatos históricos, chistes… -

En las FORMAS COMBINADAS (cuando se cruza con otros géneros), aparecen las noticias dramatizadas, cartas dramatizadas, poemas vivos, historias de canciones y radioclips, testimonios con reconstrucción de hechos…



GÉNERO PERIODÍSTICO: se vincula con la realidad, con los acontecimientos concretos. ¿A quién le ocurrió qué? La noticia quiere alcanzar la verdad de los hechos. Estamos ante un género documental: se muestra y se demuestra “lo que ha pasado”.

La información que se presenta debe ser “verídica”. El género periodístico también abarca muchos FORMATOS:
- En el PERIODISMO INFORMATIVO están las notas simples y ampliadas, crónicas, semblanzas, boletines, entrevistas individuales y colectivas, ruedas de prensa, reportes y corresponsalías…
- En el PERIODISMO DE OPINIÓN tenemos comentarios y editoriales, debates, paneles y mesas redondas, encuestas, entrevistas de profundidad, charlas, tertulias, polémicas…
- En el PERIODISMO INTERPRETATIVO y de INVESTIGACIÓN el formato que más se trabaja es el reportaje. - En el PERIODISMO DE INTERMEDIACIÓN son los programas de denuncias, altamente interactivos, los que prevalecen.



GÉNERO MUSICAL: Si los géneros anteriores se ocupaban de la bondad y la verdad, el género musical tiene relación con la belleza, con la estética, la expresión más pura y espontánea de los sentimientos. ¿Qué motivos no se motivan con unos melancólicos acordes? ¿Qué amor no se canta, qué despecho no se transforma en tango o en ranchera?

El género musical se puede dividir en diferentes SUBGÉNEROS, los mismos que sirven para clasificar ordinariamente nuestras discotecas: MÚSICA POPULAR, CLÁSICA, MODERNA, BAILABLE, FOLKLÓRICA, INSTRUMENTAL, INFANTIL, RELIGIOSA… También son múltiples son los FORMATOS del género musical: programas de variedades musicales, estrenos, música del recuerdo, programas de un solo ritmo, programas de un solo intérprete, recitales, festivales, rankings, complacencias…

domingo, 24 de mayo de 2009

Ley radiofónica de la redundancia

El oído es fugaz. Se distrae con frecuencia, se olvida, a veces confunde los datos que escucha. Las palabras, como se dice, se las lleva el viento. Por esto, hablamos de la ley radiofónica de la redundancia.
¿En qué consiste ésta? En insistir en una idea para enfatizarla, en reiterar un argumento con palabras distintas para aclararlo.

Otra cosa muy diferente es la mala costumbre de algunos periodistas y redactoras de noticias. Van a una rueda de prensa, graban las declaraciones de un funcionario, regresan a su mesa de trabajo y arman así la nota: La policía trasladó a prisión al ex presidente Arnoldo Alemán acusado de graves delitos de lavado de dinero y fraude. La hija de Alemán dijo que estamos viviendo en un circo político y que su padre es víctima de una persecución de los sandinistas.

(VOZ DE LA HIJA) "Estamos viviendo un circo político. Mi padre es víctima de una persecución de los sandinistas." La jueza Juana Méndez llegó a la hacienda de Alemán para realizar el traslado y dijo que no venía a discutir con sus partidarios ni con su familia.
(VOZ DE LA JUEZA) "Yo no vengo a discutir con sus familiares ni con nadie." Esta manera de redactar no se atiene a la ley de la redundancia, sino a la del menor esfuerzo. Por simple comodidad (o falta de imaginación) se repiten las mismas palabras que se escucharán a continuación.

Esta torpeza mata la novedad de las declaraciones. Desplaza el protagonismo de la noticia hacia el periodista. Y suena feo. Este mal hábito ocurre también cuando las entrevistas son montadas en estudio, cuando se producen los reportajes, en las notas ampliadas, hasta cuando tomamos una información de la televisión o de otros medios.

¿La solución? Sencillamente, encabezar la información con otros datos que no estén dichos en la declaración. O dar el contexto en que se produce.

Y si no tienes nada que añadir, limítate a presentar al declarante: "A continuación, las palabras de fulano de tal." Mejor callado que mal redundado.